10 Ezequías dijo: «Fácil es para la sombra extenderse diez grados. No.
Mejor que la sombra retroceda diez grados.»
11 El profeta Isaías invocó a Yahveh y Yahveh hizo retroceder la
sombra diez grados sobre los grados que había recorrido en los grados de la
habitación de arriba de Ajaz.
12 En aquel tiempo Merodak Baladán, hijo de Baladán, rey de
Babilonia, envió cartas y un presente a Ezequías porque había oído
que
Ezequías había estado enfermo.
13 Se alegró Ezequías por ello y enseñó a los enviados su cámara del
tesoro, la plata, el oro, los aromas, el aceite precioso, su
arsenal y todo
cuanto había en los tesoros; no hubo nada que Ezequías no les mostrara en
su casa y en todo su dominio.
14 Fue el profeta Isaías al rey Ezequías y le dijo: «¿Qué han dicho
estos hombres y de dónde han venido a ti?» Respondió Ezequías: «Han
venido de un país lejano, de Babilonia.»
15 Dijo: «¿Qué han visto en tu casa?» Respondió Ezequías: «Han
visto cuanto hay en mi casa; nada hay en los tesoros que no les
haya
enseñado.»
16 Dijo Isaías a Ezequías: «Escucha la palabra de Yahveh:
17 Vendrán días en que todo cuanto hay en tu casa y cuanto reunieron
tus padres hasta el día de hoy será llevado a Babilonia; nada quedará, dice
Yahveh.
18 Se tomará de entre tus hijos, los que han salido de ti, los que has
engendrado, para que sean eunucos en el palacio del rey de Babilonia.»
19 Respondió Ezequías a Isaías: «Es buena la palabra de Yahveh que
me dices.» Pues pensaba: «¿Qué me importa, si hay paz y seguridad en mis
días?»